Por: Jota Ce Ce
PARADIGMA DE HOY: EL PUEBLO COMO PRETEXTO
Han sido poco más de cinco años en que se ha intentado taladrar en la conciencia del colectivo nacional eso de que “todo es por el pueblo”, apareciendo más como pretexto para presentarse como un gobierno aliado a las grandes causas. Uno se pregunta si es que este pueblo, del que se habla tan bien y que se supone (en el discurso) beneficiario de todas las acciones del sector oficial está lo suficientemente enterado e interesado de los grandes temas nacionales.
¿Somos, o no, un pueblo con suficiente educación política? ¿Hemos sido “educados” para ello?
No son las anteriores preguntas una especie de desvió hacia la presunta acusación de un “no” anticipado. No acusamos de que sea la sociedad mexicana víctima colectiva de una ignorancia plena sino más bien resulta un cuestionamiento de si existe un real interés por lo que sucede, si se lo que se cuestiona se aproxima siquiera a las eventuales consecuencias de lo que supuestamente de decide colocándolas como pretexto y justificación.
Veamos: ¿qué tan enterado y qué tanto le preocupará a la sociedad los asuntos relativos a la expropiación de las AFORES recientemente aprobadas por el Congreso, qué tanto se sabrá del encono de Andrés I en contra del Poder Judicial y de la presidenta de este, Norme Piña? ¿qué tanto entenderá del impacto que tiene la supuesta abrogación de la ley de Amparo? ¿le alcanzará a entender las implicaciones de lo revelado de que Arturo Zaldívar fue como titular de la Suprema Corte de Justicia un simple peón del Poder Ejecutivo y que bajo su administración se actuó de manera facciosa?
Aún más, la pregunta final sería si es que el pueblo entiende que estos y otros detalles poco tiene que ver en la eventual búsqueda del bienestar nacional, que no se trata de mejoras sino de satisfacer vanidades personales, caprichos de grupo y venganzas postergadas.
Hace cinco años se empezó a construir un sistema que inventó el paradigma de que “todo era por el pueblo” y so pretexto deben perdonarse “errores humanos” como los cientos cometidos en el lapso, la desviación de objetivos (hola, Rocío Nahle), la faramalla de la justicia impoluta (Zaldívar, el pueblo te saluda), la creciente corrupción (Segalmex como sello, todo queda en familia).
Y en ese contexto, ¿qué tanto le llegará el mensaje de Claudia la Impuesta de que su objetivo es ponerle un “segundo piso” a la autollamada Cuarta Transformación? ¿Quedará enterada la sociedad de que dicha transformación esté siendo una realidad?.
Y es que para muy pocos, parece quedar la sentencia de que las cosas han sido para mal, no todo, nomás poquito.
Y lo que viene podría ser más, aumentado, de lo mismo. Con una dama como presidenta pero manejada desde un rancho, si es que Andrés I no decide quedarse ahí por un rato más. Y es que decir que “todo se lo debo a mi manager” sería tanto como decir “yo aquí nomás me apersono. El es quien decide”.
Mucho es lo que está en juego en estas elecciones. Cuando uno piensa que nada puede ya empeorar, se atisban las posibilidades y en el saldo aparece la alta probabilidad de que a México se le pretenda darle un impulso no hacia adelante, sino a los lados.
Puede que la intención sea colocar un segundo piso sobre lo derrumbado. ¡Así npo puede, carajo!





y luego