ORTEGA – MURILLO: LOS VERDUGOS DE NICARAGüA
Por Sebaatíián Godinez Rivera
Nicaragua ha transitado a un régimen autocrático luego de que vivió casi 20 años con una democracia imperfecta, sin embargo, esto no es una coincidencia. Los constructores del autoritarismo nicaragüense, en su momento fueron parte de sus libertadores, tienen nombre y apellido: Daniel Ortega Saavedra y Rosario Murillo Zambrana.
A lo largo del siglo XX, la pareja nicaragüense fue una de las impulsoras de la Revolución Sandinista la cual culminó con la derrota de Anastacio Somoza y su asesinato en 1980; a su caída se constituyó la Junta de Reconstrucción Nacional, la cual fue encabezada por Ortega. Cuando se celebraron las primeras elecciones libres en 1985, el sandinismo con Daniel Ortega a la cabeza ganó la presidencia, pero para 1990 fue derrotado por Violeta Barrios de Chamorro.
La deriva autoritaria que surgió en Nicaragua ha tenido un desarrollo particular, ya que el matrimonio Ortega-Murillo ha compartido el poder. Tradicionalmente en los regímenes militares solo una persona o una junta mantiene el poder; en los regímenes de partido único sólo un instituto gobierna; en regímenes autocráticos, los liderazgos carismáticos modifican la estructura estatal a su imagen y semejanza. Empero, en el pequeño país es una pareja quien manda sin ningún contrapeso.
Más allá de una visión romántica y autoritaria del ejercicio del poder, la realidad es que este nuevo modelo solo busca que el mando quede en manos de un perfil cercano al ejecutivo. El sistema de una dupla autoritaria, está relacionada más con la cercanía y la confianza que puede haber entre ellos, que en una persona externa o que no pertenece al hermético círculo sandinista. La historia ha demostrado que cuando se hacen transiciones a otros alfiles políticos, estos cambian su estilo de gobierno.
El dictador Daniel Ortega, una historia de abusos, atropellos e infamia
En cambio, si se mantiene el poder a través de los hijos como en el caso Duvalier de Haití; a través de los hermanos como la dictadura de los hermanos Castro en Cuba; o el establecimiento de una dinastía como lo fue en Corea del Norte o la misma Nicaragua con los Somoza. Ahora este último país ha modificado la fórmula para retener el poder y es a través de su esposa, cabe destacar que no es lo mismo que las esposas de los presidentes aspiren al poder ejecutivo en regímenes democráticos que en sistemas autoritarios.
- Rosario Murillo y el Estado
Tras las primeras elecciones en 1985, Rosario Murillo cumplió con una función específica, ser la de Primera Dama. Un cargo protocolario que no tiene mayor injerencia en el gobierno. Tras el regreso al poder en 2006, Daniel Ortega le encomendó a su esposa no ser solo la esposa del ejecutivo, sino que se le encargó encabezar la oficina de comunicación social de la administración sandinista.
Desde esa oficina Murilo se encargó de difundir el programa de gobierno el cual buscaba profundizar la revolución, es decir, avanzar en los derechos sociales, democratizar y modernizar al país. Incluso ella fue quien sugirió a Daniel Ortega, el dejar de lado su vestimenta militar, para optar por un atuendo más civilista, caracterizado por guayaberas. El objetivo era borrar del inconsciente social la imagen del militar y apostar por el civilismo.
Mientras Rosario Murillo trabajó como propagandista del gobierno, Daniel Ortega profundizaba el autoritarismo y erosionaba la división de poderes. Además, instauró desde todos los ámbitos de la vida pública comités de defensa de la Revolución Sandinista con los cuales acumuló poder. Desde 2009 el Frente Sandinista impulsó un proyecto de ley para validar la reelección indefinida y la catalogó como un Derecho Humano. Fue a partir de este momento cuando el autoritarismo se profundizó.
Para 2012 Ortega asumió un tercer mandato mientras Murillo mantenía los cargos de Primera Dama y Coordinadora de Comunicación Social. Fue hasta 2017 durante el cuarto mandato del exguerrillero que Rosario Murillo se postuló como vicepresidenta de la república. Para esos momentos, el Frente Sandinista tenía mayoría en el congreso, la Corte Suprema estaba ocupada por jueces afines al régimen, por otro lado, la oposición había sido perseguida y encarcelada.
La designación de Murillo como vicepresidenta habla de la desconfianza creciente por parte del régimen y que la postulación de la pareja, es una muestra para mantener el poder. Una explicación a esto podría ser que por la edad de Daniel Ortega, el poder debería mantenerse en familia. La Primera Dama ostentaría un tercer cargo, muestra de que el régimen orteguista se alejaba más de la democracia. En 2022, hubo elecciones y nuevamente se postularon en fórmula para la presidencia.
Rosario Murillo, la Primera de Dama de Nicaragüa, más abusos de poder
En 2023, Rosario Murillo sumó un nuevo cargo a su lista, presidenta del Poder Judicial con su llegada se despidieron cerca de 150 personas que trabajaban ahí. A pesar de que este poder ya estaba tomado por el oficialismo, la decisión de destituir a jueces y magistrados fue síntoma del creciente hermetismo que vive el país, aunado a la autocratización del régimen.
En conclusión, el papel de Murillo no ha sido de pasividad, al contrario ha sido un pilar para la construcción del régimen autoritario. Incluso se ha convertido en el rostro del país debido a las continuas faltas de Daniel Ortega en eventos conmemorativos. Sostengo que la presencia de Rosario Murillo es la antesala de la continuidad de la dictadura nicaragüense, porque ante la falta de Ortega, su esposa asumirá el control del Estado orteguista.
- ¿Y Daniel ?
Así como en los regímenes de corte autoritario más tradicionales, Daniel Ortega se ha convertido en el rostro del autoritarismo. Es el presidente, electo una y otra vez, mediante las urnas; siempre gana el poder debido a que el árbitro electoral responde al oficialismo y su partido se ha convertido en la supermayoría. A diferencia de los autoritarismos clásicos, es a través del congreso la vía para implantar las leyes y destruir los vestigios de la democracia. Ortega cumple la función de realizar los trabajos sucios como la represión contra estudiantes, la expulsión de eclesiásticos y el cierre de universidades.
Daniel Ortega es el autor intelectual de la autocratización; no sólo aspiró a convertirse en el nuevo Somoza sino que implementó los métodos más crueles y agresivos para perseguir opositores. A pesar de que él es el jefe del partido, la cabeza del Estado también se convirtió en el nuevo torturador de Nicaragua y en el verdugo de su democracia. No obstante, el tiempo le ha pasado factura, lo cual explica su constante desaparición de la escena pública.
Además, Ortega es quien ha empoderado a Rosario Murillo para que esta acumule más poder cada vez. El exguerrillero ha estado preparando la transición, pero no hacia una apertura del régimen, sino para traspasar el mando a su esposa. El proyecto orteguista no busca la democracia o la alternancia, sino que planea la retención del poder por cualquier medio.
Mientras que la pareja Ortega-Murillo gobierne, difícilmente la nación podrá reconstruirse y abrirse al mundo de nuevo. La democracia no está en el plan del oficialismo e incluso podría señalar que su hijo, Laureano Ortega Murillo, está por entrar a la escena política. Se ha convertido en uno de los principales críticos de organizaciones internacionales, quienes señalan al régimen de su padre de genocida y violador de derechos humanos.
En conclusión, el régimen orteguista se niega a morir como ocurre con otros en diversas latitudes. Los Ortega-Murillo han marcado la historia contemporánea de Nicaragua, pero no para profundizar la democracia, al contrario serán conocidos por aplastar la democracia y apostar por un régimen autoritario. Lamentablemente, las y los nicaragüenses seguirán padeciendo los embates del oficialismo; esperemos que pronto esta nación recobre el rumbo y su ciudadanía pueda librarse del yugo orteguista.





y luego