Donald Trump no sólo transformó la relación bilateral entre México y Estados Unidos desde su primer mandato, sino que también refleja una tendencia global preocupante
En unos cuantos meses, como en algunos capítulos más oscuros de la historia, la amenaza del autoritarismo cambió la escena de interacción y convivencia internacional.
Donald Trump no sólo transformó la relación bilateral entre México y Estados Unidos desde su primer mandato, sino que también refleja una tendencia global preocupante: el avance de posiciones autoritarias en países hegemónicos y el debilitamiento de la justicia internacional.
Su política migratoria agresiva, su escepticismo hacia los organismos multilaterales, y su enfoque en la soberanía nacional, tuvieron repercusiones profundas en México tanto en el ámbito de seguridad pública, el comercial y el migratorio.
Este fenómeno no es aislado; es parte de un retroceso global que amenaza los pilares de la cooperación internacional y los derechos humanos.
Indudablemente es un golpe al Multilateralismo
A nivel global se ha incrementado una postura crítica contra las instituciones internacionales, argumentando que socavan soberanías como la de Estados Unidos, Rusia y China.
No obstante, Donald Trump está tomando medidas drásticas contra organismos globales como la Corte Penal Internacional (CPI), el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), paralizando e ignorando sus decisiones cuando no se alinean con sus intereses.
 
															Pero no sólo Trump, en los últimos años, Xi Jinping y Vladimir Putin han adoptado posturas autoritarias, rechazando la jurisdicción de tribunales internacionales y priorizando sus intereses nacionales sobre el multilateralismo. Es un retroceso significativo en la justicia internacional, en el sistema de gobernanza global establecido después de la Segunda Guerra Mundial, que buscaba promover la cooperación internacional y el respeto a los derechos humanos.
Ahora Trump presiona a México para imponer su propio sistema de justicia contra los cárteles, arrogándose el derecho de una intervención militar en nuestro país, como atribución de sus propias leyes antiterroristas que contravienen las normas internacionales.
Son tiempos de autoritarismo como una nueva amenaza global.
De igual forma, las actuales políticas migratorias de Trump, como una secuela más agresiva de su primera administración, alardean con el despliegue de buques en aguas internacionales limítrofes con las mexicanas. Además del despliegue de tropas y aeronaves en la frontera, que presagian un golpe hegemónico si no se impone su ley.
La actual tendencia global de países hegemónicos es el rechazo a la jurisdicción de tribunales internacionales.
Este fenómeno tiene implicaciones profundas para el sistema de justicia internacional y los organismos multilaterales, como el debilitamiento de los Tribunales Internacionales, la Corte Penal Internacional y el Tribunal Internacional de Justicia que podrían enfrentar un creciente escepticismo y rechazo por parte de otros países, como tendencia.
Esta situación limita su capacidad para investigar crímenes de guerra, violaciones de derechos humanos y disputas entre estados.
Por ejemplo, la decisión de Trump de imponer sanciones a funcionarios de la CPI envió un mensaje claro: Estados Unidos no tolerará ninguna forma de supervisión internacional sobre sus acciones.
Los hechos demuestran una clara erosión del Multilateralismo. Organismos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) están perdiendo influencia debido a la preferencia de países hegemónicos por acuerdos bilaterales y acciones unilaterales.
En un escenario así se debilita la capacidad de la comunidad internacional para abordar desafíos globales, como el cambio climático, las pandemias y las crisis migratorias.
Los países en desarrollo, como México, dependen de los organismos internacionales para proteger sus intereses en un mundo desigual. El debilitamiento de estas instituciones los deja en una posición más vulnerable frente a las presiones de los países hegemónicos.
Un ejemplo es la paralización del sistema de solución de disputas de la OMC. Esto afectó a México, porque ha utilizado este mecanismo para defender sus intereses comerciales frente a Estados Unidos.
El retroceso de la justicia internacional y el avance de posiciones autoritarias de países hegemónicos plantean preguntas urgentes sobre el futuro de la gobernanza global: si los países más poderosos del mundo rechazan la jurisdicción de tribunales internacionales y priorizan sus intereses nacionales sobre el multilateralismo, ¿Qué pasará con los principios de cooperación internacional y respeto a los derechos humanos?
Para países como el nuestro, este escenario representa un desafío doble: por un lado deben navegar un entorno internacional cada vez más volátil, donde las acciones unilaterales de países hegemónicos pueden afectar su economía y seguridad. Por otro lado tienen la responsabilidad de defender el multilateralismo y la justicia internacional, no solo por su propio beneficio, sino por el bien de la comunidad global.
POR MARISELA MORALES IBÁÑEZ
 
								




 
                     y luego
 y luego