DOMINGRILLA
El Mayo volvió a cimbrar al gobierno; la guerra en Sinaloa, resultados bajo presión; el liderazgo de doña Esperanza Kazuga
Francisco Chiquete Cristerna
Desde Mazatlán, Sinaloa …
La presidenta Claudia Sheinbaum tiene un alto nivel de popularidad y por tanto, de confianza entre la población mexicana. Setenta y seis por ciento, dice la encuesta de El País. Casi 80, dicen las casas encuestadoras cercanas al gobierno.
Con todo y eso, dos cartas firmadas y hechas públicas por Ismael El Mayo Zambada, han tenido el poder de hacer que el gobierno se tambalee ante la opinión pública y se vea en serios aprietos para solventar los impactantes dichos.
Con la primera, en que denuncia su secuestro y contradice las versiones oficiales sobre el asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda, prácticamente acabó con el gobierno sinaloense, que no ha podido recuperarse y aparece como primer inculpado de la guerra del cártel, sin que formalmente sea el encargado directo de su control y combate.
Con la segunda, Zambada pone en un predicamento a la presidenta, porque le exige apoyo para su caso, al que define como un “secuestro transfronterizo” y advierte que si prospera su condena a la pena de muerte en Estados Unidos, las relaciones entre los dos países llegarían a un punto de fractura.
Muchos han aprovechado para decir que Zambada amenaza al gobierno de México con revelaciones que permitirían a Estados Unidos solventar sus acusaciones de que aquí gobierna el narco en asociación con políticos oficialistas, pero aunque haya una advertencia implícita, no necesita llegar tan lejos. El gobierno mexicano en efecto, está obligado a prestar apoyo consular y jurídico a este ciudadano, independientemente de los delitos cometidos, como dijo la propia presidenta. Y si prospera la pena de muerte contra Zambada, se abriría la puerta a nuevas incursiones por otro y otro capo del narco, hasta llegar a un desorden y un descaro insostenibles.
El problema es que aún con esa obligación legal, el gobierno mexicano se vería muy mal defendiendo a un personaje como ese. Equivaldría a dar la razón a los dichos de Trump sobre las componendas narco-gobierno.
El grito Desesperado sobre la pena de muerte es razonable. Estados Unidos podía haber compartido con México su información sobre este caso y permitir que hiciese la captura para luego extraditarlo, pero mediante esa vía, los gringos estarían impedidos para aplicar la pena de muerte, pues ningún extraditado puede recibir allá una condena que no exista en su país de origen.
Hasta hace unos cuantos años, un secuestro como este habría invalidado todo procedimiento judicial y habría sido obligada la repatriación, pero Estados Unidos reformó unilateralmente sus leyes y dio por válida cualquier captura realizada bajo cualquier circunstancia. Por eso los abogados de Zambada recurren a la defensa dIplomática y no a llevar su caso por la vía jurídica de aquel país.
¿Qué va a hacer Claudia Sheinbaum, a quien ya se le termina el plazo para los malhadados aranceles con que nos tienen amenazados? La filtración de ayer es que el Consejo de Seguridad recomendó no entrarle a la defensa del capo. A ver cómo puede la Fiscalía General de la República procesar esa negativa, sin que el gobierno pierda cara.






y luego