Por Dr. Víctor Manuel Salas Castelán
El «Ego» fuera de control, influye negativamente en nuestra capacidad de escuchar a los demás al actuar como un «secretario» que traduce y malinterpreta lo que se dice, filtrando la información a través de nuestros propios prejuicios, temores y experiencias pasadas.
Esto significa que, en lugar de escuchar de manera receptiva y abierta, tendemos a escuchar lo que queremos oír, lo que refuerza nuestras propias creencias y opiniones, en lugar de captar la esencia del mensaje que se nos está comunicando.
Además, el «Ego» DESCONTROLADO nos mantiene atrapados en una mentalidad de auto-suficiencia y orgullo, lo que nos impide reconocer nuestra propia «nadidad y miseria interior».
Esta falta de humildad y apertura dificulta aún más la posibilidad de recibir y entender la palabra de los demás, ya que estamos demasiado centrados en nosotros mismos y en nuestras propias teorías. En resumen, el «Ego» DISTORSIONADO actúa como un obstáculo que nos aleja de una escucha auténtica y significativa y tomamos decisiones unidireccionales, totalitarias y de baja certeza.





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