Eso de la inteligencia artificial me preocupa un poco. Dicen los que dicen que saben que a los mayorcitos nos preocupa porque no la entendemos. ¡Ah!
Que la inteligencia artificial es mucho más que un banco de datos o un buscador, que su mayor potencia es que puede aprender por sí misma. ¡Ah!
¿Y cómo y de qué o de quién aprende? No, que de todas las bases de datos digitales a su alcance, de su contacto con la realidad y con sus seguidores y de su propia experiencia. ¡Ah!
Y que aprende de tal manera que no solo memoriza sino procesa y se vuelve capaz de crear, no solo de repetir. ¡Ah!
Puede diagnosticar enfermedades y recetar, sustituyendo al médico. Es capaz de armar acusaciones y defensas con mayor tino que el mejor de los abogados. Escribe libros enteros con solo darle un tema. Crea imágenes virtuales inmejorables a partir de instrucciones simples, verbales o escritas. Encuentra soluciones a problemas matemáticos en tiempo récord. Genera algoritmos geniales para programas de cómputo. ¡Ah!

Oiga, ¿y puede equivocarse? Bueno, por ahora sí, a veces. pero dejará de hacerlo en la medida en que vaya aprendiendo más y más. ¡Ajá!
Entonces es como un niño, que se va formando con el tiempo. Sí, pero es un niño que crece y madura a la velocidad de la luz. ¡Híjole!
¿Es honesta? Sí, honesta, justa y libre de prejuicios e inclinaciones malsanas, sus circuitos no incluyen actitudes, emociones ni tendencias ideológicas o biológicas. ¡Ah!
¿Y por qué no la ponen de una vez a gobernar el mundo? ¿No estaría chévere que el destino de la humanidad estuviera en manos de alguien que no puede ser deshonesto, ni víctima de sus emociones, que no cae en tentaciones, que no siente, ni se enamora, ni nada?
Pues es que es mejor que los médicos, abogados, ingenieros y matemáticos, pero todavía no alcanza la perfección de los políticos. ¡Aaah, bueeeno!
PFRG
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