Por: Jota Ce Ce
QUE NO SEA UN DEBATE ECLIPSADO
En la víspera, se esperaría que lo más relevante que suceda en los próximos días, en este arranque del mes de Abril de 2024, sea la realización del primer debate entre los candidatos a presidente de la República. Pensando de manera optimista, pensando en algo llamado “salud pública”, sería lo ideal al revelarse así que el interés de la sociedad nacional (¿el pueblo?) está centrado en los temas de interés general.
Pero, ¡oh las coincidencias!, el lunes 8 de Abril, un día después de celebrado el debate, en gran parte de México el tema relevante lo será el que se podrá apreciar un eclipse anular de sol, que en algunos lugares podrá ser apreciado en toda su magnífica dimensión.
O sea, en términos llanos, para el martes el gran tema a comentar y discutir lo será el fenómeno natural y no lo que pudo surgir en el supuesto contraste de ideas y proyectos que estarán exponiendo (ojalá) los tres candidatos presidenciales.
Resulta un tanto ocioso y estéril expresar que de un debate nadie sale ganador ni perdedor, que toda expresión triunfalista es mero recurso propagandístico, parte misma de la campaña, que quien sí resulta beneficiada es la ciudadanía que observe el debate porque es así que se acerca a lo que ofrecen quienes aspiran al puesto. Es un dispendio elaborar desde días antes las publicaciones que digan “ganamos el debate”, dicho esto como eventual reclamo de echar a la basura recursos que, por cierto, no son de los partidos políticos sino de la sociedad hechos impuestos.
Ahora bien, por la forma y estilos en que se han llevado a cabo estos eventos en el pasado lo menos que se puede decir es que son todo menos debates o confrontación de ideas. Han sido, eso sí, rings verbales en que todo queda centrado en atacarse verbalmente unos a otros, en aprovechar el tiempo para reclamarse y recordarse pecados, supuestos o reales, que buscan “balconear” ante la opinión pública el verdadero rostro de los contrincantes.
Vamos, en México los debates son “la casa del jabonero”: el que no cae, resbala. Y aquí se trata de buscar que el contrincante resbale.
Lo que se alcanza a percibir desde ahora, y que puede dar pie a eventuales especulaciones, es el tema de la corrupción, punto en el que se supone irán varios torpedos que lacen a la candidata puntera, Claudia Esfinge, quien ya se puso el huarache antes de espinarse al decir que anticipa que le echará encima el carro con supuestas “fake news”, que para buena parte del imaginario colectivo poco tienen de “kake” (falsas) u mucho de news no tan news.
La candidata oficialista (¿o pejista?) seguramente ya tendrá muy hecho su discurso para evadir los muy seguros cuestionamientos que le harán acerca de lo sucedido en el Colegio Rebsamen o la línea 12 del Metro; y queda la duda de si al haber presentado recientemente su plan “anticorrupción” presentado por el expanista Javier Corral no contradijo a su jefe/hacedor Andrés, quien no se ha cansado de decir que en México ya no existe corrupción.
Y es que habrá más “torpedos” que no son su boleto como lo es el caso SEGALMEX y peor aún lo revelado acerca de lo que rodea a la familia de Andrés, los sobrecostos de los megaproyectos presidenciales y por supuesto, la injerencia y participación del Peje en meter mano impunemente al presupuesto.
Hay muchas maneras de que el Debate Presidencial se torne borroso, digamos que por las fechas, sea eclipsado. Ojala y no.




y luego