Tú que sabes, dime abuelo, dime por qué llora el cielo.
El cielo no llora, niño, manda gotas de cariño como caricias al suelo y la tierra, agradecida, dona el agua recibida al campo, que reverdece.
Entonces el árbol crece, a su ramaje florido llega el ave, hace nido y canta loas al cielo.
Así es la vida, tal cual, un ciclo de viene y va, lo que des ya volverá
aunque no regrese igual.
PFRG–
Pedro F. Rivas Gutiérrez
 
								




 
                     y luego
 y luego