Mayo 6, 2024 por Fernando Orjuela
Sin duda alguna, obtener más de 11.281.900 votos de unos ciudadanos para poder ser presidente de la República de Colombia es una oportunidad de oro y única, que cualquier político desearía como su máximo anhelo. Además, el esfuerzo de una campaña electoral, cualquiera sea, y en este caso, de una campaña presidencial, es sumamente desgastante y requiere de una logística inmensa, sobre todo a nivel económico y estratégico, que merece, en mi concepto, todo respeto y más cuando se logra el objetivo. Adicionalmente, es importante tener en cuenta que no es para nada fácil hacer política electoral en Colombia, sobre todo si se considera y cuantifica el nivel de polarización y odio que se ha engendrado en nuestra sociedad.
Además de las consideraciones estratégicas de realizar una campaña presidencial tan compleja, realizar un programa de gobierno estructurado también requiere de mucho bagaje y profesionalismo, pero más que eso, tener la capacidad política y discursiva para convencer a todos esos votantes para obtener su voto, creo que es plausible desde cualquier punto de vista.
Sin embargo, da la impresión, básicamente por el nivel de improvisación del gobierno, por el nivel profesional del equipo de gobierno que lo viene acompañando y por los resultados en la gestión, que pareciera que el Presidente Petro «mató el tigre y se asustó con el cuero». A estas alturas del partido y después de 21 meses de gobierno, me he preguntado muchas veces ¿para qué carajos Petro hizo semejante esfuerzo?
Muy pocas cosas le salen bien al Presidente, su nivel de popularidad desciende a diario, sus reformas carecen de mucha lógica, razón y sentido común, su política internacional basada en teorías ideológicas ha tenido muchas críticas y se torna equivocada en su esencia porque perjudica al pueblo colombiano directamente, su impuntualidad se ha ganado el irrespeto de la gente, además, muy pocas personas idóneas, eficientes y eficaces lo rodean y como si esto fuera poco la desaceleración del aparato productivo empresarial del país se desmorona a pasos agigantados.
Su propuesta de paz cada día incendia más el país, sus discursos entran siempre en la fantasía de los cuentos de hadas y ahora como si todo lo anterior fuera poca cosa, los escándalos de corrupción inaceptables y de funcionarios de su entera confianza se volvieron el pan de cada día. El otrora beligerante congresista solo entra en contradicciones y se desdibuja en su esencia. Me atrevería a decir que su nivel de frustración debe ser muy alto y solo lo opaca su gran egolatría.
A mí el gobierno de Petro, como ciudadano, me produce mucha zozobra diaria. No se entiende para qué el Presidente todos los días tiene que buscar pelea con alguien. ¿Qué logra con eso? El Poder Ejecutivo es inmensamente poderoso y sin reformas, podría hacer muchísimas cosas en pro de la ciudadanía y del bien común, que son fáciles de gestionar y ejecutar, pero no se ven por ningún lado. Necesitamos mucha seguridad y su política es debilitar cada vez más la fuerza pública, necesitamos salir de la pobreza y su política se limita a dar subsidios de limosna sin motivación alguna de emprendimiento.
Recuerdo una columna que escribió Petro exaltando el modelo productivo del sudeste asiático y cómo modelo de su programa de gobierno, y se pregunta uno ¿a dónde quedó eso? ¿Para dónde va el país? Esos países se apartaron del globalismo criminal, del multilateralismo, de su esclavitud económica y hoy les proporcionan a sus habitantes excelentes niveles de vida basados en la alta productividad y la autonomía económica, social y cultural. ¿Por qué no considera ese modelo exitoso, como los consideraba cuando escribía esas columnas?
Pregunto: ¿para qué el poder en esas circunstancias? ¿Un juicio político por violación de los topes de la campaña es lo que lo atormenta? Independientemente de que tengamos una óptica de país muy diferente, ¿será que Colombia no merece un mejor futuro con todos los instrumentos que usted maneja y que están a su disposición para lograrlo?.
El empresariado colombiano debería ser su gran aliado y no solo porque le proporciona los impuestos que usted maneja, sino porque es el gran empleador del país, ¿cuál es la razón para maltratarlo tanto? Los colombianos que marcharon el 21 de abril son gente del común y gente de bien (la ama de casa, el pensionado, el soldado, el marinero, el empresario, el estudiante), ¿cuál es la razón para tildarla como la marcha de la muerte? ¿Qué gana con eso?.
Presidente recapacite, hágale el amor a Colombia y a todos los colombianos, pase a la historia con un buen legado, usted tiene todos los instrumentos para hacerlo y créame que le queda fácil. Concerte, escuche, no pelee más, serénese, rodéese de gente valiosa y capacitada, respire profundo, gobierne, porque el país está al garete y usted lo sabe.
Amo mucho a mi país y desde la otra orilla le deseo mucha salud, lucidez mental, capacidad de gobierno y éxitos para bien del país. Colombia merece ser un gran país.
A propósito Presidente hace como tres años y cuando todavía no iniciaba su campaña presidencial, usted me invito al Pacto Histórico cuando renuncie al Centro Democrático como militante, y yo le conteste que le aceptaba su invitación al pacto histórico para exponer y debatir primero cómo Colombiano y con mi estructura ideológica de DERECHA, mi visión de país por encima de intereses partidistas y por supuesto, nunca se dio ni lo uno ni lo otro. Será que algún día podríamos debatir al respecto? Me gustaría mucho poder hacerlo. Nunca es tarde y un tinto lo relajaría. La democracia por encima de todo.
Cordial saludo.





y luego